En 1ª de tesalonicenses 5:23 el apóstol Pablo dice: Que el mismo Dios de paz os SANTIFIQUE POR COMPLETO; y TODO vuestro ser - espíritu, alma y cuerpo- sea guardado irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
miércoles, 27 de agosto de 2014
La negación, la excusa perfecta.
Cuando negamos que algo nos pasa, o nos pasó, estamos “atándole” las manos a Dios.
Dios es tan respetuoso de nuestra persona, que jamás, ultra pasara nuestra libertad de albedrío, aun de necesitar Su ayuda.
Cuando niego que estoy mal, infeliz, conflictivo, desesperado, desesperanzado, dolido, amargurado, vacío, solo, etc., Dios no nos puede ayudar.
Cuando niego que fracase, que hice todo mal, que me equivoque, que me siento infeliz porque no hice tal o cual cosa, porque me paso esto o aquello que me marco profundamente, le estoy diciendo a Dios, no hace falta que hagas nada por mi “ porque estoy bien”, cuando en realidad estoy destruido internamente.
Hay una doctrina diabólica que dice que el cristiano tiene que decir que esta siempre bien o “bendecido” aunque no lo este. Pero, hacer esto es lo mismo que mentir, ya que no estoy diciendo la verdad.
No hace falta que andemos por el mundo dando lastima, pero puedo decir, estoy en un proceso de transformación, estoy en lucha y se que Dios me sacara, estoy pasando por un proceso, etc., pero no mentir, negando lo que me pasa.
Dicen que para salir de una lucha el 50% de la salida es asumir el problema, porque de ahí es donde uno encuentra la punta del ovillo enredado, si no tenemos una punta, va a ser muy difícil salir.
Pero, puede que la negación se hizo una fortaleza en nuestras mentes, lo negamos por tantos años los problemas (por que me daban miedo enfrentar lo que no podía solucionar, que opte por negar la situación) que ahora ya sale “naturalmente” negar, que no soy feliz, que no estoy satisfecho con lo que me pasa, o que la estoy pasando mal, que pongo “cara de feliz cumpleaños” y hasta me creo feliz, cuando en realidad estoy destruido por dentro, y ni se lo que me pasa.
Todos hemos vivido muchas o pocas luchas en la vida, pero todos tenemos marcas de heridas, chicas o grandes en nuestros corazones, hasta que Jesús no las haya sanado.
Entonces si veo que mi realidad es dura, pero la niego, no voy a salir nunca de esta situación, porque al negar, tapamos nuestras heridas y no podemos ser sanados.
Si te das cuenta que aun no has sanado tus heridas, que tenes situaciones que aun no le entregaste en la cruz, que sentís que das vueltas en círculos en la vida y no llegas a ningún lado como el pueblo de Israel en el desierto, o que salís de una y entras en otra, puede que estés negando tu realidad, y que Dios quiera cambiar.
Si tu vida no va de gloria en gloria y triunfo en triunfo, puede que haya algo, que no estés viendo, y es tiempo de ir en oración, y pedir a padre que te de luz y revelación, como dijo el rey David, que Dios escudriñe tu corazón, y te revele lo que hay en el.
Pero pedirle con todo el corazón, realmente queriendo saber la respuesta, para salir del desierto en que estas.
Y conoceréis la verdad y la verdad os hará LIBRES!
viernes, 18 de julio de 2014
¿Tenes un Plan "B"?
Muchos hablan del “plan B”, pero en el mundo espiritual ¿como podríamos describir el famoso plan?
Por ejemplo: si estoy orando, pidiendo a Dios determinada cosa, o que se de una situación, y oro, oro y no pasa nada, es muy probable que me canse de esperar y busco el “plan B”. Que seria mas específicamente’ El plan, “B”, podemos decir que es la respuesta rápida, el atajo, a mi afanada decisión de que algo suceda, o de que las cosas pasen y como con Dios a veces pareciera que no sucede o que tarda demasiado, voy por mis propios medios y justificativos, detrás de mis voluntad.
Pero ¿que tal si miramos de otra forma? Que tal si en vez de creer que Dios no me escucha, no me contesta, es mi destino que nada suceda…etc.,etc., no pienso que puede que Dios quiera enseñarme, corregirme, sanarme, transformar en alguna área de mi vida antes de darme lo que tanto anhelo.
Uno puede decirse, pero ya ore, perdone, diezme, hice todo lo que creí correcto, para recibir lo que tanto anhelo y nada sucede.
Pero tal vez ahí este el problema, hacemos lo que a nosotros nos parece, y no consultamos a Dios, por ende nada sucede.
Voy a dar un ejemplo mas claro: Supongamos que estoy orando por un esposo/a, o un trabajo, o una vivienda, o lo que sea, (cada situación es única, Dios no trata a todo por igual, es solo un ejemplo), pero pasan los meses y tal vez años y no pasa nada.
Ahora, yo pregunto: supongamos que si tuviéramos un hijo, y este se corta, un corte profundo, que necesitaría medicación y cuidado, pero en niño, lo único que quiere es cariño y atención, no quiere saber nada con remedios y curaciones dolorosas.
¿Que crees que seria lo mas correcto darle? Lógico que darle unos mimos, pero no podemos evitar la curación porque el problema puede empeorar, y la situación agravarse.
Bien, lo mismo hace Dios, si estamos heridas (concientes o inconscientemente) en nuestras emociones, o tal vez quiera tratar nuestro orgullo, o vanidad, soberbia, o lo que sea, es muy probable que es vez de sanarnos, renunciar, perdonar o cualquier otras cosa “dolorosa”, que tengamos que hacer, lo único que queramos seria “aliviar el dolor”, con una respuesta rápida, y hacemos lo que queremos, vamos en pos de una solución (a mi manera).
Pero como Dios nos ama, el no lo va conceder muestro caprichito, sino primero nos sanara, el cual hará que veamos con claridad lo que tenemos adelante, y también, hará que cuando tengo una relación dada por El, una vivienda, un trabajo, o la respuesta que sea que estamos esperando, sea la mejor y la podamos disfrutar.
Si, por que muchas pero muchas veces cuando “manoteamos” lo que queremos, al poco tiempo estamos “empachados” de lo que encontramos o conseguimos por nuestros medios, luego nos quejamos que no era lo que queríamos.
Esto podemos decir que son las brechas, por el cual la bendición se nos escapas.
Pero ¿que pasa cuando creo que todo esta bien, que ya entregue todo, y aun así no pasa nada? Debo ir a Dios en oración y pedirle dirección, y revelación, ser especifico, y decirle, Sr. ¿Por que aun no tengo esto o aquello? ¿Acaso hay algo que esta frenando mi `bendición? ¿O tu me quieres mostrar algo que no me estoy dando cuenta?
Ten seguridad de que El lo revelara, por que El mas que nadie, nos quiere bendecir, y sobre todo sanarnos, para así usarnos.
Te desafío que sueltes todo lo que has buscado por tus propios medios, y busque lo que El tiene para vos, esto es fe.
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