En 1ª de tesalonicenses 5:23 el apóstol Pablo dice: Que el mismo Dios de paz os SANTIFIQUE POR COMPLETO; y TODO vuestro ser - espíritu, alma y cuerpo- sea guardado irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
sábado, 20 de noviembre de 2010
¿Por que algunas personas no quieren crecer? Parte 2
En la primera parte escribí acerca de las personas, que como yo no crecían a causa del poder de sus palabras.
Bien, pero el hecho de que una persona puede no querer, o no poder madurar y ser un/a “niño/a”, psicológica o emocionalmente, como dije puede ser por diferentes motivos.
Están aquellos, que han sido muy consentidos en su niñez, donde los padres los han tratados como irresponsables, inmaduros, o que creían que no eran capaces, entonces les resolvían todos sus problemas, y facultades.
Están los que por enfermedades, problemas en las parejas de sus padres, han sido súper protegidos, entonces estas personas no han crecidos acorde a sus edades, y por ende, no han madurado.
Pero, ¿donde radica realmente el problema?, porque un poco de niño tenemos todos. La palabra dice; (1ª Corintios 13:11) cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Entonces nos dice que tenemos que dejar de ser como niños, porque esto, según la palabra, nos hace equivocarnos en nuestros juicios, pensamientos y como hablamos.
O sea, una persona que es inmadura, no puede tomar decisiones serias en su vida, y si las toma, como casarse, tener hijos, termina en un sinfín de problemas, divorcios, peleas... Pero la cuestión acá no son solo las consecuencias, porque la persona que es inmadura, en su interior sabe que esta mal y haciendo las cosas mal, porque no se hace responsable de su vida. Y si aun no se ha dado cuenta de su inmadurez, seguro escucho muchas veces de sus cercanos: tenes que crecer, tenes que madurar, salir de debajo de tus padres, etc.
Pero, ¿como hacemos? En Mateo 18:34-35, cuenta de un deudor que se le perdono una deuda que el tenia, pero el no perdono a quien le debía a el, y Dios compara esta situación, con nosotros cuando estamos encarcelados en una situación, seguramente tenemos “deudas”, pendientes.
O sea: hay circunstancias en nuestras vidas donde nos han lastimado, enseñado erróneamente, han dicho palabras que nos marcaron, o hecho toda clase de daño contra nuestra estima o alma, y quedamos marcados para toda la vida!
Esta situación es como que este alguien tiene una deuda con nosotros. Cuando nos convertimos y entregamos nuestras vidas a Jesús, El nos perdono todo nuestro pasado, y nuestra vieja vida, pero nosotros aun estamos condenando consciente o inconscientemente a nuestros “deudores”, por esto estamos “encarcelados”.
Encarcelado metafóricamente, es toda clase de situación en la cual yo me encuentro atrapado, o que no puedo salir, sea un vicio, sea una conducta, o una forma de pensamiento. Como las personas que escucharon por tanto tiempo de sus padres, “eres un/a inútil, un/a buena para nada”, un/a fracasado/a, y terminaron creyéndoselas, y viven acorde a lo que creen de si mismos.
Entonces están encarcelados en una conducta de pensamientos, que los lleva a vivir una vida que no fue la que Dios determino para nosotros. El texto habla de pagar la deuda, y así como Jesús nos perdono tenemos que hacer lo mismo, el perdón es la llave de nuestras cárceles.
Ahora, hay personas que me han dicho: pero he perdonado y nada paso! Bien, hay una cuestión, y la viví en mi propia vida, si yo perdono pero sigo dolido, lastimado, resentido, siempre me acurdo lo que me hicieron, sea con una persona o situación, no la perdone! Es como los que dicen; perdono pero no olvido! Claro, nunca olvidaremos, pero lo recordamos sin dolor, sin bronca, tenemos que renunciar al dolor, para que la puerta de nuestra celda se abra.
Y conoceréis la verdad y la verdad, os libertará (Juan 8:32)!
No confiemos en nuestro engañoso corazón (Jeremías 17:9), hay personas que han enterrado tan bien su doloroso del pasado que dicen; pero yo no siento nada, no tengo dolor, ni rencor, ni falta de perdón, nada!
Esto no quiere decir que no haya nada, sino que lo han enterado en sus inconscientes tan bien, que ni ellos se dan cuenta de que hay algo que no esta bien, (Proverbios 3:7), no seas sabio en tu propia opinión. Acá dice que no saquemos nuestras propias conclusiones, el único que escudriña la mente y pesa los corazones es Jesús, así que, si estamos en alguna “cárcel”, vayamos al dador de la libertad, para encontrar la llave de para salir. El murió para que seamos libres y mas que vencedores, tomemos pose de esta victoria!
domingo, 14 de noviembre de 2010
¿Por que algunas personas se niegan a crecer?
• Hoy paseaba con mi hijita por la calle y en un momento al cruzar la calle ella que corría con una amiguita, automáticamente sin ni mirarme, ni parar de jugar me extendió la mano automáticamente para que cruzáramos la calle.
Y pensé, cuantas personas aun adultas, viven así, como si fueran niños, viviendo en un mundo de “fantasía”, sin tomar responsabilidades esperando que otros, parejas, hijos, padres, amigos etc., se ocupen de tomar decisiones por ellos, o de resolver sus vidas sin tener que ni parar para pensar como resolver sus situaciones difíciles, por que no quieren crecer, ya que para esto hay otros que lo hagan por ellos.
Jesús dijo que para entrar en su reino teníamos que ser como niños (Mateo 18:3), pero el decía niños en nuestro corazón, en nuestros sentimientos, pero acá estoy refiriéndome al ser niños mentalmente, personas adultas “niños” irresponsables, caprichosos, que se rehúsan a tomar sus lugares y posiciones en la vida.
El adulto que se niega a crecer es terco, no quiere aprender, siempre tiene la ultima palabra, por que siempre “tiene razón”, es inconstante, gritón/a, esta siempre culpando a los demás de sus fracasos, se pone de mal humor cuando no le dan la razón, o esta siempre esperando que los demás crezcan o cambien… pero ellos no!
Pero es muy fácil decir, que como cristianos no tenemos que ser de esta o de aquella manera, porque muchos lo dicen, pero como no nos enseñan a como dejar de serlo, lo seguimos siendo, porque decimos…nadie me enseño!
Bien, yo soy la clase de persona que nunca se queda quieta y por lo tanto cuando veo que algo se “traba”, o se estanca en mi vida, empiezo a buscar el porque, hasta encontrar las respuestas.
• Yo era esta clase de personas “niñas”, era bien caprichosa, no quería responsabilidades y no quería crecer, hasta que me di cuenta que no recibiría ciertas bendiciones que estaban preparadas para los “adultos”, y no para niños, o sea, hasta que no creciera y empezara a tomar mi lugar como adulto, no recibiría lo que estaba esperando.
Muchos sabemos que las palabras atan, porque todo lo que atamos en la tierra será atado en los cielos y lo que atamos en el cielo será atado en la tierra (Mateo 18:18).
Cuando me di cuenta que actuaba como una persona irresponsable, e infantil, tratando de manipular a las personas con mis caprichos, empecé a orar para que Dios me cambiara, pero nada sucedía, hasta que aprendí a orar, porque la palabra dice: pedimos y no recibimos porque pedimos mal, (Santiago 4:3), y yo estaba pidiendo mal! Había acá una lección que Dios me quería enseñar, que era el poder con respecto a nuestras palabras.
Ore preguntándole a Dios, porque El no me cambiaba, porque yo era de aquella forma y no lo entendía, los motivos podían ser muchos por ejemplo; cuando somos niños y vivimos alguna clase de abuso, malos tratos, injusticias o somos sub protegidos, inconscientemente podemos no querer crecer, porque nos asusta la vida.
En mi caso fue que me había atado a mis palabras, porque había tenido una infancia muy triste y sin darme cuenta, por no conocer la palabra, me dije a mi misma, “No quiero crecer”, voy a ser una niña toda mi vida, inconscientemente me ate a estas palabras y realmente no crecía, en mis decisiones y forma de ver la vida, pero si, en todo lo demás. No me daba cuenta que algo no estaba bien en mi vida, ya que nunca cuestionaba mi forma de ser, hasta que el Espíritu Santo me trajo esta revelación.
Es muy importante que empecemos a darnos cuenta en que áreas tenemos que crecer porque hay mucho por hacer, si nos ponemos a pensar los muchos que necesitan que crezcamos para que podamos testificar de lo que Cristo hizo en nosotros, podremos marcar una diferencia.
Hay muchos cristianos que nunca han hablado de Cristo a sus familiares, amigos o vecinos, que no predican a Cristo por que son niños, y como tal no piensan, o si piensan, no sufren porque las almas se pierdan. Muchos se dicen a si mismos, alguien les hablara, ¿porqué lo tengo que hacer yo? Tenemos que crecer para empezar a ser responsables del llamado que nos hizo Jesús, en ir y hacer discípulos, porque mucha es la mies y los obreros… pocos.
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